Ya iba siendo hora.
En 2013, tras publicar mi segunda novela Ecos de Odio, tenía ya pensada la siguiente. Se iba a llamar Exilio en la Tierra de los Muertos, y tendría lugar en Sudán.
Ese pequeño esbozo llegó a tener algo más de treinta páginas, pero mis circunstancias vitales del momento me hicieron desistir. Eso, y varios elementos de la trama que podrían estar muy bien para un videojuego pero no tenía muy claro si iban a funcionar sobre papel.
La historia nunca llegó a abandonarme. Sus escenas se fueron sucediendo en mi cabeza año tras año, fantaseando con cambios, mejoras, formas de hacerla mejor y más verosímil.
En 2018 la retomé al fin; me armé de valor para abortar esa primera versión y empezar de cero con la que pronto podréis tener en vuestras pantallas y estanterías.
Ya no sería el desierto africano el que pusiera las cosas difíciles en este exilio, sino los gélidos parajes de Siberia. Un ambiente algo más fantástico y estrambótico daría paso, también, a un mayor realismo; por ejemplo, donde antes había trampas de cuchillas móviles descomunales ahora hay torretas automáticas, y las espadas retráctiles pasaron a ser navajas, destornilladores o cualquier herramienta que los desdichados protagonistas puedan tener a mano.
Tres años me tomó terminarla, con innumerables revisiones y la inestimable ayuda de mentores, compañeros de letras e informes de lectura profesionales. Tres años de levantarme a las seis de la mañana para arañar minutos cada día al teclado antes de entrar a trabajar.
Tras un gran parón en que he hecho la tentativa de presentarla a editoriales grandes, he decidido ir por libre. Gracias a la inestimable ayuda de Scribook, LibrOK y Jaume Moreso, acabaré por autoeditar un manuscrito de cuya calidad estoy más que seguro.
Finalmente, el 2 de diciembre es la fecha elegida. Si quieres mantenerte al tanto, no dudes, por favor, en unirte a mi lista de correo, con un e-mail mensual, noticias y beneficios exclusivos.
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