El chico de las montañas

¡Míralos! ¡Son los del instituto! ¿Por qué están aquí en la cascada? Pedro se acaba de tirar desde arriba y todos le jalean como si fuera lo mejor. Mi Puchi parece que quisiera ir también con ellos… Si no se queda aquí sentado y quieto detrás de la roca, le voy a dar un golpetón en la cabeza.

Estoy muy enfadado. Yo quiero ir a la cueva detrás de la cascada a ver a mi mamá, pero ahora Pedro y los otros están allí delante y yo no puedo dejar que me vean o me empezarán a llamar gorila y yo les querré pegar, pero no podré. La profe siempre me dice que como soy más grande que ellos los puedo lastimar, y que si lo hago seré malo, pero yo quisiera que se murieran. Ellos seguro que son más malos que yo porque ellos me dicen que me muera muchas veces, y yo a ellos no tantas.

Me acuerdo de cuando yo me pensaba que ser un gorila era algo bueno pero se lo pregunté a la profe, y ella se fue toda enfadada a la clase de los chicos listos a regañar a ese gilipolla de Pedro que es el que me lo empezó a decir primero.

Voy a ponerme ya mi linterna en la cabeza y a quedarme escondido detrás de esta roca hasta que se vayan, y entonces entraré a la cueva a ver a mi mamá. Mientras, voy a mirarles y vigilaré que Puchi esté quieto. Está también Juan, Ana, Martina… ¡y Laura! Me gusta mucho Laura, ojalá hubiera sido mi novia. Ella nunca me decía cosas malas, pero se enfadó mucho conmigo por aquella vez que entré a verla desnuda después de educación física. Me expulsaron del colegio muchos días y mi padre me pegó muy fuerte con el culo de la escopeta en la nariz cuando lo supo. Ahora con esta nariz tan fea que tengo seguro que a Laura no le gusto nada, porque siempre se aleja cuando me ve.

¡Se están quitando la ropa! ¡Pedro y Juan se han quitado toda la ropa y ahora se están riendo, y Ana, Martina y Laura están haciendo lo mismo! ¡Se están tirando al lago todos desnudos!

Yo también quiero estar en el lago desnudo con Laura. Quiero que todos se vayan menos Laura y quiero entrar yo también y estar ahí con ella. Todavía no sé bien cómo es una niña desnuda. ¡No! ¡Eres tonto, eres malo! ¡Voy a tirarme de mis pelos estúpidos de gilipolla y me voy a pegar a mí mismo para que mi mamá vea que no soy malo!

Me he hecho sangre en la nariz y tengo ganas de llorar, pero todos los del instituto son malos y están contentos debajo de la cascada. Toda la culpa es de Pedro, él es el que hace todas las risas. Los chicos se ríen cuando él les salpica agua con las manos, y las chicas se ríen cuando él las persigue nadando… pero esas son risas buenas, no las malas que hacen todos cuando me ven y que me hacen sentir mal. Yo solo quiero ir a ver a mi mamá, que se vayan, por favor…

Las chicas se ríen muy alto y chillan y Puchi al final ha ladrado, ¡perro gilipolla! Todos se han quedado callados y yo me voy corriendo, no puedo dejar que me vean.

Llego a mi casa. Estoy llorando tanto que todos los pelos de la cara se me están mojando. Le doy una patada a Puchi y le digo que se quede en el granero, lo pienso dejar ahí encerrado todo el día para que aprenda. Papá no está en casa, es mejor porque así no tengo que explicarle por qué estoy tan enfadado para que no me pegue.

Todo es culpa de Pedro… gilipolla de Pedro, si no fuera por él, no me llamarían todos gorila de las montañas y yo podría ir a estar desnudo con Laura debajo de mi cascada y seguro que sus risas serían buenas. Si Laura fuera mi novia, podría contarle mi secreto y así ir juntos a ver a mi mamá. Me enfada mucho y me pone muy triste, y me acuerdo de mi nariz tan fea y me dan ganas de morirme.

Aquí está la escopeta de papá. Quisiera dispararme a mí mismo, pero no sé cómo, solo recuerdo un poco cómo se dispara para poder matar ciervos, de cuando mi papá a veces me llevaba a cazar antes de que mamá estuviera en la cueva. Echo de menos a mi mamá.

Tengo mucha rabia. Pedro es el que tendría que morirse, no yo. Pedro es el que tiene la culpa de todo. Podría dispararle a Pedro como si fuera un ciervo y todo sería mejor, pero así yo sería muy malo y mi mamá seguro que lo vería.

Cojo la escopeta y vuelvo a donde estaba escondido, pero sin Puchi, así seguro que no me verán. Me he metido la cabeza en un saco para dar más miedo y para que Laura no vea mi nariz, se me mueve un poco la linterna pero veo bien por los agujeros. Voy a asustar a todos para que se vayan y no vuelvan, y cuando me quede solo, voy a ir a ver por fin a mi mamá.

Pensaba que se habían ido todos, ¡pero no! Está ahí la ropa que llevaba Pedro y la que llevaba Laura, seguro que están por aquí.

Me acerco a la cascada por un lado. ¡Ahí están, en la cueva detrás de la cascada! Pedro y Laura están desnudos y abrazados y se besan, no se han enterado de que estoy aquí y les miro y hasta me duele la frente de tan enfadado que estoy. Les apunto con la escopeta y quiero asustarles pero tengo miedo, llevo la bolsa en la cabeza pero no quiero que me vean aquí, ellos están demasiado cerca de mi mamá y yo soy un gilipolla y un cobarde porque no me atrevo a hacerles miedo yo y yo solo puedo fijarme en las tetas de Laura, que se ven más grandes que cuando entré a verla desnuda hace tiempo y mi padre me pegó mucho, y mi mamá se puso delante y le pegó a ella también.

¡Me ha visto! ¡Laura se ha dado cuenta de que estoy aquí y ha gritado! Pedro se ha girado también, estoy muy nervioso y no paro de temblar, tiemblo tanto que mi dedo pulsa el gatillo sin querer.

¡No! ¡Le he disparado a Laura! ¡Pedro se ha ido corriendo y Laura se ha caído al suelo! ¡No! ¡Tengo muchas ganas de llorar, y de morirme!

Yo quería a Laura para novia, y la he matado, y no sé qué hacer porque su cabeza no para de sangrar y si lo ven seguro que me van a echar otra vez del instituto y mi papá me pegará tan fuerte que me matará, como hizo con mami. Mami, por favor, no pienses que soy malo, ¡yo no quería! ¡Como papá! Me siento tan mal que vomito en el suelo.

Por fin puedo ver bien cómo es Laura desnuda pero ya me da igual porque está muerta y ya no podré decirle nunca que se case conmigo. Quiero tocarle las tetas pero si lo hago seguro que mi mamá pensará que soy malo.

Tengo que cogerla y tengo que llevarla muy adentro de la cueva hasta el sitio donde mi papá metió a mi mami pensando que yo no lo sabía. Seguro que es un buen escondite, porque yo solo me enteré de que mami estaba ahí porque ese día le había seguido sin que él se diera cuenta.

Llevar a Laura es agradable, su piel es suave aunque está toda manchada de sangre, luego me tiraré yo también a nadar para que se me limpie.

La dejo al lado de donde está enterrada mi mami, y vuelvo corriendo con cuidado de no resbalarme con la sangre. He de asegurarme de que nadie me haya seguido hasta el escondite.

Mientras me tiro a nadar pienso que tengo ya dos secretos que no puedo decir a nadie, pero lo bueno es que ahora voy a ver a Laura todos los días cada vez que vaya a visitar a mi mamá.

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